La memoria es la capacidad mental que permite registrar, conservar y evocar las experiencias. El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua la define como la facultad psíquica por medio de la cual se retiene y recuerda el pasado.

En los procesos de memorización se pueden distinguir algunas fases principales:

  • La Codificación: es el proceso por el cual la atención se centra en la nueva información que se analiza. La eficiencia de la codificación determina en qué grado será preservada la huella mnemónica.
  • La Consolidación: son todos aquellos procesos que modifican los conocimientos recién adquiridos, aún débiles, con el fin de tacerlo más estables y duraderos. La consolidación llegará a crear, con el tiempo, una representación más potente.
  • El Almacenamiento: se refiere a los mecanismos y a las zonas en los que la memoria se mantiene durante mucho tiempo. Este proceso es absolutamente necesario para recordar, ya que genera y mantiene una registración permanente. Nuesta capacidad de almacenamiento es ilimitada.
  • La Recuperación: es el proceso gracias el cual se utilizan las informaciones almacenadas para generar una representación consciente o realizar una acción aprendida. Esta es la fase en que se reconstruyen todas las diferentes informaciones que almacenaremos en el cerebro.

Podemos clasificar la memoria en:

  • La Memoria a corto plazo que nos permite recordar algo por unos segundos o minutos. Está sujeta a limitaciones de tiempo y es esa parte de nuestra memoria en la que se almacenan las informaciones que vemos por primera vez. Se divide en memoria verbal, viso-espacial y memoria de trabajo
  • La Memoria a largo plazo nos permite recordar la información almacenada en cualquier momento; dicha información formará parte de nuestro acervo cultural. Esta dividida en memoria explícita e implícita.
  • La Memoria sensorial nos permite recordar lo que ha sido registrado a través de nuestros cinco sentidos. El 83% es memoria visual, el 11% auditiva y el 6% restante es kinestésica, olfativa y gustativa.

Los individuos tienen un sistema de clasificación, almacenamiento y recuperación de las informaciones que supera, en cuanto a rapidez y capacidad, al mejor ordenador del mundo. Pero este sistema también es limitado y a veces puede cometer errores cuando algo lo altera. La causa principal que puede comprometer la eficacia de la memoria es la ansiedad. En condiciones normales, un sujeto ansioso vive en un estado de activación, de carga psicológica y orgánica que le permite afrontar los problemas cotidianos. En consecuencia la ansiedad se puede definir como una tensión positiva, creativa, que es la base de la inteligencia. Contrariamente se habla de ansiedad a nivel patológico cuando se produce una reacción de alarma sin un estímulo adecuado o proporcionado al problema; o también cuando la conducta y los comportamientos son inadecuados o desfavorables para el individuo que se sentirà bloqueado e inseguro.

 La ansiedad de prestación es una de las formas más comunes de ansiedad. Depende de el contexto ambiental, por ejemplo es característica entre los jóvenes que deben enfrentarse a un examen, es decir, algunos de los ámbitos que provocan mayormente la ansiedad de prestación son la escuela, la universidad y otras istituciones similares que, a causa de sus reglas y estructuras rígidas, obligan a una actitud esterotipada. En estos casos, un individuo ansioso es vulnerable: el estudiante está angustiado por las notas, y tiene miedo de ser suspendido o de perder la estima de sus padres, de su pareja o de su círculo de amigos, en cuanto vive continuamente sometido a la opinion ajena. Es fundamental reconocer la ansiedad y conseguir controlarla para valorizar al máximo las capacidades de los estudiantes y, al mismo tiempo, usar toda esa tensión almacenada de forma positiva para lograr los objetivos. Para reducir el riesgo de ansiedad los estudiantes tienen que entender lo que significa el término “aprendizaje” que no es sólo un simple almacenamiento de datos sino que es el resultado de la interacción compleja y continua entre tres sistemas: el afectivo, el cognitivo y el expresivo. Cuando la mente recibe cualquier tipo de estímulo valora, proyecta y elige la información recibida, la confronta con las estructuras ya existentes.

Luego la mente del individuo genera interés, es decir que él siente curiosidad por saber algo y, posteriormente, determina la importancia o necesidad de un nuevo aprendizaje. Todos estos procesos darán lugar a la asimilación de la nueva información que será almacenada, junto a datos y características, en la memoria. El cerebro dará lugar a los nuevos comportamientos con respecto a lo recién asimilado, el ser humano utiliza estas nuevas estructuras mentales para actuar de manera diferente y se adapta a lo que ha aprendido. Todo el nuevo aprendizaje es por definición dinámico, por lo cual puede ser revisado y modificado; es por este motivo que este proceso se define como inacabado y en espiral, es decir el aprendizaje parte de la realidad y vuelve a ella. En síntesis, se puede decir que el aprendizaje es la creación y modificación progresiva de las estructuras con las cuales un ser humano comprende la realidad y actúa frente a ella y es por eso que un buen aprendizaje significa una mayor confiaza en sí mismo y por consecuencia un menor nivel de ansiedad. Los esquemas juegan un papel muy importante en la organización de los nuevos datos, en cuanto son las estructuras abstractas del conocimiento. Los mapas mentales son muy útiles para aprender bien los conceptos en cuanto representan un medio sistemático y eficaz para estimular el flujo natural del pensamiento. Los textos, las ideas y los conceptos se resumen en un esquema lleno de imágenes, palabras clave, colores y flechas que ayudan la mente a recordar. Los mapas mentales representan una vía muy potente para canalizar nuestro pensamento creativo y servirán de estímulo para cualquiera de las actividades o funciones en las que nuestro cerebro interviene durante nuestra vida diaria.

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